Estrategias políticas de “horror vacui”
En nuestro siglo “líquido”, Zigmunt Bauman reflexiona sobre el impotente presente mirando al pasado utópico en busca aún de un futuro mejor
Retrotopía
Zygmunt Bauman
Editorial Paidós, Barcelona, 2017, 172 páginas.
Lo primero que el lector quiere saber al leer este libro es qué es eso de “retrotopía”. La alusión que encontramos en una de sus páginas da una idea: “Cinco siglos después de que Tomás Moro iniciara una andadura moderna hacia Utopía, surgen hoy mundos ideales ubicados en un pasado perdido/robado/abandonado que se han resistido a morir, son las retrotopías”, pero la aspiración a comprender mejor este concepto persiste.
Por eso, a medida que se avanza en la lectura, se puede ir teniendo la impresión de que se trata de algo parecido al “horror vacui”. La antigua física aristotélica establecía que no existía el vacío pero que, cuando su aparición amenazaba, la naturaleza reaccionaba para evitarlo en lo que denominaron “horror vacui”. Después, este criterio de horror al vacío, se aplicará con mucha fortuna en el arte.
Zygmunt Bauman ha constatado en la actualidad algunas grandes estrategias políticas de huida, ante vacíos o condiciones asfixiantes. Cuando se hace difícil seguir proclamando políticamente la idea de progreso, la huida típica en la que estaríamos ahora nos devolvería a utopías del pasado, siempre incumplidas. Como esto no consuela, es preciso seguir entendiendo qué pasa. A este esfuerzo por comprender lo ha llamado el filósofo de la modernidad líquida “retrotopía”.
La obra contiene cuatro grandes diagnósticos retrotópicos. Uno de ellos, el fracaso del Estado, Leviatán, en quien se había delegado una función protectora basada en la legalidad. Como las utopías se han desgastado, parece, y el futuro está dejando de mecerse en un progreso prometido, Bauman, en esta su última obra publicada posterior a su muerte (9 de enero de 2017), intenta entender la senda de corrupción y degeneración en la que nos hallamos, cuando el futuro se esboza como posibilidad de perder el empleo, el estatus social, el hogar… y cuando parece segura la pérdida del nivel de bienestar actual en las décadas inmediatas.
Quienes viven en una “sociedad sólida” se hallan seguros, pero hay quienes viven en la incertidumbre y en una movilidad perpetua, se trata de la “sociedad líquida”. De este modo, el filósofo vuelve al centro de su preocupación habitual y nos propone reflexionar sobre los desmanes de lo líquido en un tiempo en el que la mayoría de la población de los países ricos piensa que sus hijos serán más pobres que ellos mismos y en un contexto general donde los “residuos humanos” son algo común.
Ahora el poder se ha emancipado del territorio y la guerra de los estados se ha convertido en una guerra “líquida”, merced al comercio global de armas, ampliamente disponibles y sencillas de ocultar. La preocupación política parece puesta exclusivamente en el control de armas de destrucción masiva, mientras las armas convencionales, también letales, se compran en un vacío legal y moral y estando los máximos intereses de ese comercio en manos de los cinco miembros permanentes (con derecho de veto) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China), que es el organismo que se ha dado como función la paz internacional. Este asunto y otros más analizados, contienen una reflexión general conducente a esta cuestión: ¿qué le ha pasado al Estado protector ideado por Hobbes, que debía evitar la guerra de todos contra todos, para haber errado tanto y tan profundamente? ¿Será por el divorcio entre el poder y la política? En todo caso, lo que sí es seguro es que hay unos espacios de responsabilidad política que no se cumplen y, en ese sentido, nuestro premio Príncipe de Asturias introduce una segunda reflexión retrotópica: la vuelta a las tribus, a la proliferación de grupos que se organizan frente a los extranjeros para defender sus derechos, otro signo de la modernidad líquida.
En la actualidad se acepta como necesaria la desigualdad. Con todo, voces alternativas buscan salida al problema. ¿Hay que asumir el imperio de la desigualdad, que ochenta y cinco potentados posean lo mismo que la mitad de la humanidad pobre? Diversos autores, como Rutter Bregman, Philippe van Parijs, Daniel Raventós o Claus Offe, han planteado hipótesis de una reorganización económica valiente, la renta básica universal, que con diversos matices algunos economistas ven como una de las salidas más realistas y plausibles, por más que una gran parte de la opinión pública sea reacia a ella. Este es otro de los problemas que Bauman sondea en uno de sus capítulos.
Le llega el turno también al papel desestabilizador que las modernas reivindicaciones nacionalistas introducen en las actuales condiciones de interdependencia planetaria. ¿No es demagógico postular la vuelta al individuo, a la tribu o a la pequeña nación salvífica, en un mundo en el que se quiere hacer pensar que defendiendo las culturas regionales nos prepararemos mejor para el conflicto de intereses internacionales, sugiriendo así que son problemas culturales, de idiomas o religiones, los que gobiernan el mundo? ¿Se trata de ese mismo mundo que cada vez más muestra que sus resortes elementales y finales son económicos?
Este tipo de reflexiones que encontramos en Retrotopía a mitad de camino entre la sociología, la teoría política y la filosofía de la historia son bienvenidos, sobre todo porque ponen el dedo en la llaga de problemas que se pretenden presentar como irresolubles. ¿Pero estas denuncias no se dispersan en un mar de alertas inabarcables, que en el fondo confiesan no disponer de un modelo integrado y creíble para encarar el futuro con esperanza? Por eso, las últimas palabras de Bauman no pueden sino ser una reflexión bienintencionada más, en esa larga fila de buenas intenciones con las que empedrar el infierno: “Los habitantes humanos de la Tierra nos encontramos (más que nunca antes en la historia) en una situación de verdadera disyuntiva: o unimos nuestras manos, o nos unimos a la comitiva fúnebre de nuestro propio entierro en una misma y colosal fosa común”.
Publicado como: «Estrategias políticas de “horror vacui”». La Nueva España, Cultura, Suplemento de LNE, nº 1192, jueves 26 de octubre de 2017, pág. 3. [Artículo reseña sobre Retrotopía, de Zigmunt Bauman, Editorial Paidós, Barcelona, 2017, 172 páginas].
En La Nueva España: http://www.lne.es/tags/zygmunt-bauman.html
En Información (de Alicante. 30 de octubre de 2017): http://www.diarioinformacion.com/opinion/2017/10/30/estrategias-politicas-horror-vacui/1952080.html
En Levante. El Mercantil Valenciano (15 de noviembre de 2017): http://www.levante-emv.com/opinion/2017/11/15/estrategias-politicas-horror-vacui/1641714.html
En Levante. El Mercantil Valenciano (Versión traducida al valenciano. 15 de noviembre de 2017): http://val.levante-emv.com/opinion/2017/11/15/estrategias-politicas-horror-vacui/1641714.html [Estratègies polítiques de «horror vacui»]
En La Provincia. Diario de Las Palmas (26 de noviembre de 2017): www.laprovincia.es/opinion/2017/11/26/estrategias-politicas-horror-vacui/1001897.html
En La Opinión de Tenerife (26 de noviembre de 2017): http://www.laopinion.es/opinion/2017/11/26/estrategias-politicas-horror-vacui/829179.html
Traducción al valenciano, [Estratègies polítiques de «horror vacui»]
En Levante. El Mercantil Valenciano (Versión traducida al valenciano. 15 de noviembre de 2017): http://val.levante-emv.com/opinion/2017/11/15/estrategias-politicas-horror-vacui/1641714.html
Estratègies polítiques de «horror vacui»
El primer que el lector vol saber en llegir Retrotopía, de Zygmunt Bauman, és què és això de «retrotopía». L'al·lusió que trobem en una de les seues pàgines dóna una idea: «Cinc segles després que Tomás Moro iniciara una marxa moderna cap a Utopia, sorgixen hui mons ideals situats en un passat perdut/robat/abandonat que s'han resistit a morir, són les retrotopías», però l'aspiració a comprendre millor este concepte persistix. Per això, a mesura que s'avança en la lectura, es pot anar tenint la impressió de que es tracta d'alguna cosa pareguda a l'horror vacui. L'antiga física aristotèlica establia que no existia el buit però que, quan la seua aparició amenaçava, la naturalesa reaccionava per a evitar-ho en el que van denominar horror vacui. Després, este criteri d'horror al buit, s'aplicarà amb molta fortuna en l'art. Bauman ha constatat en l'actualitat algunes grans estratègies polítiques de fugida, davant buits o condicions asfixiants. Quan es fa difícil seguir proclamant políticament la idea de progrés, la fugida típica en la qual estaríem ara ens retornaria a utopies del passat, sempre incomplides. Com açò no consola, cal seguir entenent què passa. A este esforç per comprendre ho ha cridat el filòsof de la modernitat líquida «retrotopía».
L'obra conté quatre grans diagnòstics retrotópicos. Un d'ells, el fracàs de l'Estat,
Leviatán, en qui s'havia delegat una funció protectora basada en la legalitat. Com les utopies s'han desgastat, pareix, i el futur està deixant de bressar-se en un progrés promés, Bauman, en esta
la seua última obra publicada posterior a la seua mort (9 de gener de 2017), intenta entendre la senda de corrupció i degeneració en la qual ens trobem, quan el futur s'esbossa com a possibilitat
de perdre l'ocupació, l'estatus social, la llar? i quan pareix segura la pèrdua del nivell de benestar actual en les dècades immediates. Els qui viuen en una «societat sòlida» es troben segurs,
però hi hals qui viuen en la incertesa i en una mobilitat perpètua, es tracta de la societat líquida». D'esta manera, el filòsof torna al centre de la seua preocupació habitual i ens proposa
reflexionar sobre els excessos del líquid en un temps en el qual la majoria de la població dels països rics pensa que els seus fills seran més pobres que ells mateixos i en un context general on
els «residus humans» són alguna cosa comú.
Ara el poder s'ha emancipat del territori i la guerra dels estats s'ha convertit en una
guerra líquida, gràcies al comerç global d'armes, àmpliament disponibles i senzilles d'ocultar. La preocupació política pareix posada exclusivament en el control d'armes de destrucció massiva,
mentre les armes convencionals, també letals, es compren en un buit legal i moral i estant els màxims interessos d'eixe comerç en mans dels cinc membres permanents (amb dret de veto) del Consell
de Seguretat de les Nacions Unides (els Estats Units, Regne Unit, França, Rússia i la Xina), que és l'organisme que s'ha donat com a funció la pau internacional. Este assumpte i uns altres més
analitzats, contenen una reflexió general conduent a esta qüestió: Què li ha passat a l'Estat protector ideat per Hobbes, que havia d'evitar la guerra de tots contra tots, per a haver errat tant
i tan profundament? Serà pel divorci entre el poder i la política?
En tot cas, la qual cosa sí és segur és que hi ha uns espais de responsabilitat política que no es complixen i, en eixe sentit introduïx una segona reflexió retrotópica: la volta a les tribus, a
la proliferació de grups que s'organitzen enfront dels estrangers per a defendre els seus drets, un altre signe de la modernitat líquida. En l'actualitat s'accepta com a necessària la
desigualtat. Amb tot, veus alternatives busquen eixida al problema. Cal assumir l'imperi de la desigualtat, que huitanta-cinc potentats posseïsquen el mateix que la mitat de la humanitat pobra?
Diversos autors, com Rutter Bregman, Philippe van Parijs, Daniel Raventós o Claus Offe, han plantejat hipòtesis d'una reorganització econòmica valenta, la renda bàsica universal, que amb diversos
matisos alguns economistes veuen com una de les eixides més realistes i plausibles, per més que una gran part de l'opinió pública siga poc inclinada a ella. Este és un altre dels problemes que
Bauman sondeja.
Li arriba el torn també al paper desestabilizador que les modernes reivindicacions nacionalistes introduïxen en les actuals condicions d'interdependència planetària. No és demagògic postular la
volta a l'individu, a la tribu o a la xicoteta nació salvífica, en un món en el qual es vol fer pensar que defenent les cultures regionals ens prepararem millor per al conflicte d'interessos
internacionals, suggerint així que són problemes culturals, d'idiomes o religions, els que governen el món? Es tracta d'eixe mateix món que cada vegada més mostra que els seus ressorts elementals
i finals són econòmics? Este tipus de reflexions que trobem en Retrotopía a mig camí entre la sociologia, la teoria política i la filosofia de la història són benvinguts, sobretot perquè posen el
dit en la llaga de problemes que es pretenen presentar com a irresolubles. Però estes denúncies no es dispersen en un mar d'alertes inabastables, que en el fons confessen no disposar d'un model
integrat i creïble per a encarar el futur amb esperança?
Per això, les últimes paraules de Bauman no poden sinó ser una reflexió bienintencionada més, en eixa llarga fila de bones intencions amb les quals empedrar l'infern: «Els habitants humans de la Terra ens trobem (més que mai abans en la història) en una situació de verdadera disyuntiva: o unim les nostres mans, o ens unim a la comitiva fúnebre del nostre propi enterrament en una mateixa i colossal fossa comuna».
En Levante. El Mercantil Valenciano (Versión traducida al valenciano. 15 de noviembre de 2017): http://val.levante-emv.com/opinion/2017/11/15/estrategias-politicas-horror-vacui/1641714.html