Deleuze inagotable
Francies Bacon. Lógica de la sensación
Gilles Deleuze
Arena Libros, Madrid, 2009
Deleuze o el sistema de lo múltiple
Philippe Mengue
Las Cuarenta, Buenos aires, 2008
Gilles Deleuze no ha sido sólo una moda útil para desarraigados y alternativos contrarios al sistema capitalista. Es mucho más, perdura como una filosofía difícil de superar, entre otras cosas, porque llevará tiempo ser asimilada y no es posible despreciarla. Sus obras, desde que fallece en 1995, no han dejado de leerse y de reeditarse. Aunque ¿quién la ha comprendido? Sin embargo, después de la confusión de su esoterismo y de un impacto inicial e invencible de delirio, acaban, no sin esfuerzo, por ser entendidas, y no sólo eso, acaban mostrando una arquitectura de ideas muy bien trabadas. Además, una estela de discípulos transitan y multiplican sus claves, como Badiou y Žižek.
Deleuze escribió sobre múltiples autores, literarios (Proust, Kakfa), pintores (F. Bacon), músicos (Verdi) y sobre cine. Escribió sobre marginales atípicos (Sacher-Masoch) y sobre sus filósofos favoritos (Spinoza y Nietzsche, y también: Hume, Leibniz, Kant, Bergson, Châtelet y Foucault). Autores que pasan a ser utilizados para la constitución de su sistema, porque a pesar de la apariencia de dispersión hay en Gilles un sistema ontológico, estético, ético y político muy trabado, que no deja de construirse de principio a final. El sistema se tematiza más directamente en sus obras, entre otras, «Diferencia y repetición» (1968), «Lógica del sentido» (1969), «El Anti-Edipo» (1972), «Mil mesetas» (1980), «El pliegue» (1988) y «Qué es la filosofía» (1991).
Ahora acaba de reeditarse para los amantes de la estética, del arte, de la pintura y de la filosofía el «Francis Bacon. Lógica de la sensación», donde nos aclara que el arte pictórico nunca ha sido nunca figurativo (y si lo ha sido no se ha tratado de pintura, sino de narrativa i ilustración). La pintura o ha sido «figural» (figura que trasciende lo figurativo) o ha sido abstracción geométrica (Mondrian) o, por último, expresionismo abstracto (Pollock). La obra sobre Bacon la dedica a desentrañar la lógica de la sensación de su arte figural.
La lógica de la sensación pone de manifiesto la necesidad del «diagrama», concepto que supone el trabajo de limpieza de los prejuicios que operan ya en la tela en blanco. Pero tras esta labor de desescombro o epojé ha de proseguirse a través del dominio de los colores, de los planos, de las formas y de las distorsiones, a darle a la vista un función táctil captando lo que no está en los objetos (nunca representados, sino esencializados), consiguiendo que lo óptico y lo táctil (también captado por el ojo) vean lo que Cézanne llamaría la manzaneidad, que no es la manzana.
Filósofo de los más atractivos y más críticos de la contemporaneidad, a la vez que tremendamente difícil y esotérico, filosofía difícil de conciliar con cualquier otra por su misma conceptualización, por construirse sobre la diferencia, las multiplicidades, las líneas de fuga y los agenciamientos, es uña y carne con Foucault (y viceversa) y escribe en tándem alguna de sus principales obras con Guattari.
Recientemente se ha publicado una obra sobre él, que recomiendo encarecidamente, porque da unidad a lo deshilachado aparente de su sistema y ordena muy bien sus diferentes temas en un todo comprensible. Es de Philippe Mengue: «Deleuze o el sistema de lo múltiple» (2008). Es además un libro que contiene tres libros: 1) un excelente estudio introductorio de Fernando M. Gallego, que corre además con la corrección castellana, traducida por J. Fava y L. Tixi. Y de Mengue: 2) una exposición clara del sistema de Deleuze, y 3) un comentario crítico sobre diez obras representativas, entre las cuales, sólo como ejemplo, la dedicada a Proust y a la «Recherche» no tiene desperdicio.
Además, no olvidemos, para los que seguimos la filosofía española, que Deleuze es una verdadera fuente de sugerencias y líneas de aproximación hacia ese juego que se establece entre lo que Urbina llama el «cuerpo interno» y el «cuerpo externo».
SSC
23 de abril de 2009
Publicado en: «Deleuze inagotable». La Nueva España, Suplemento Cultura nº 839, pág. 3, Oviedo, jueves, 23 de abril de 2009.