Escritos literarios 33

Santiago González Escudero: socrático, filólogo y filósofo

 

 

 SANTIAGO GONZÁLEZ ESCUDERO: SOCRÁTICO, FILÓLOGO Y FILÓSOFO

IN MEMORIAM

 

 

 

I. Escudero, la «sombra de Sócrates», da nombre a un aula en la Universidad de Oviedo

 

Santiago González Escudero no pudo cumplir los sesenta y tres años. La muerte se lo llevó en la primavera del 2008, siendo Decano de la Facultad de Filosofía, pero sobrevive ahora en su obra y en el espíritu de quienes le trataron o fueron sus alumnos. Su personalidad filosófica no resultó indiferente a nadie.

 

Escudero, uno de los mejores y más originales filólogos de la filosofía griega, exigía a sus discípulos ir a las fuentes e investigar siguiendo un método coherente, esto es, siguiendo un camino. Según narran sus doctorandos, no sólo te daba clases particulares de griego o se ponía a trabajar contigo y esperaba a que llegaras por tu cuenta a una encrucijada donde te esperaba, después de haberte dado las herramientas y la perspectiva, sino que al investigar bajo sus indicaciones acababa formando tu propia personalidad intelectual, porque transformaba el mismo modo de mirar y hasta las actitudes vitales. He aquí su sombra socrática.

 

Al leer u oír a quienes le conocieron de cerca, siempre se desprende la misma conclusión, porque todos dicen que no les es dado separar y aislar estas tres vertientes: su saber tan original, lo íntegro de su personalidad como sujeto y como ciudadano y lo entrañablemente afable y directo de su humanidad como maestro y amigo.

 

Su talante vital y su entrega docente fueron un ejemplo difícilmente igualable. Cariño, agradecimiento y hasta devoción es el halo que se dibuja en el recuerdo de sus discípulos y alumnos. En todos con quienes he hablado se mezcla, sin poder separar enteramente sus diversos hilos, la visión del magnífico maestro, del excelente pedagogo y del erudito conocedor del mundo griego, y además siempre tocado todo ello por el trato de una amistad entrañable, construida desde su gran generosidad.

 

En la prensa han ido apareciendo homenajes espontáneos a su memoria y todos vienen a coincidir en lo mismo que llevamos diciendo. Véanse si no en la Red las cálidas palabras que le dedican Vicente Domínguez, Ricardo Menéndez Salmón, Miguel Ángel Navarro, Enrique Prado, Francisco Noval, María Jesús Blanco, José Ramón González y Pedro Manuel Suárez.

 

Desde el pasado 7 de mayo un aula de la Facultad de Filosofía ha pasado a tener su nombre. Ese día, en el Auditorio de Oviedo, la Sociedad Asturiana de Filosofía reunió, en presencia de su esposa, Rosa Cristina, a algunos que habían sido dirigidos en sus tesis doctorales por nuestro cordial profesor. Una sombra ha dejado proyectada, «la sombra de Sócrates», tal como quedó patente en este homenaje de los labios de quienes le habían tratado como alumnos:  el presidente de la SAF, Román García Fernández, y el ex presidente Jorge González Nanclares, el decano de la Facultad de  Filosofía, Vicente Domínguez (que fue sobre todo, su compañero departamental en los últimos años),  el profesor de filosofíaMiguel Ángel Navarro, el profesor de yudo, José Luis Relancio, y el bibliotecario de la Universidad, Juan José Riaño.

 

 II. La «sombra de Sócrates»

 

1. La filología parte esencial de la filosofía.

 

En las palabras de Vicente, Román, Jorge, Miguel Ángel, Luis y Juan José, sus discípulos en el homenaje, he visto que surgía la sombra de Sócrates. Me hago aquí eco de ellos.

 

Santiago González Escudero dio un giro radical, con sus lecturas filológicas, a la visión que se tenía sobre los presocráticos, Platón, Aristóteles y el helenismo; sincronizó la historia de la filosofía griega con su historia filológica, donde, además, la filosofía no se entiende desplegándose sólo de los libros sobre la Physis o de las especulaciones metafísicas, sino también de la poesía, la tragedia y los mitos. Tan importante es leer a Homero como a Aristóteles.

 

La filosofía griega ha de servir, además, como origen clarificador de la filosofía del presente. De ahí que en el pensamiento de Escudero se uniera a Epicuro con Marx, a Platón con Hegel, a Evemero (al evemerismo se atribuyó la tesis de que los dioses son antepasados divinizados) con la actual filosofía de la religión de Gustavo Bueno (para quien las primeras «divinidades» no fueron hombres sino animales).

 

2. En medio de la prosa del mundo, más Platón.

 

En el Platón de Escudero, muy contrario al popperiano enemigo de la libertad, hay ya una teoría de la imagen y de la publicidad (Román G. F.) y su importancia vendría dada al constatar que sigue funcionando hoy en día, por ejemplo en la televisión, la nueva caverna. Los arcanos de la ciudad no hay que buscarlos en lugares extraños, sino en las instituciones que hacen que la ciudad funcione, en las bibliotecas, en las leyes de educación...

 

En los escritos de Platón no hay nada gratuito, todo juega su importancia. ¿Por qué la música o los poetas suponen un problema para la ciudad?: precisamente porque son transmisores de ideología con capacidad de cambiar a los ciudadanos, parangonable a lo que hoy sería la política de subvenciones, que elige de hecho qué proyectos sociales van a promocionarse. O también, ¿por qué en los dos primeros libros de Las Leyes propone fundar tabernas para los ancianos?: porque Platón cree que la importante función educadora de los ancianos se está perdiendo y que para corregirlo ha de promoverse que en las tabernas, a la vez que se ha de aprender a beber bien, los más experimentados compongan los cantos del ejército que después la juventud repetirá. Así se mantendría la educación de los mayores hacia la juventud, trascendental en la estabilidad de todo Estado (J. L. Relancio).

 

3.  La forja de la ciudad y la forja de la filosofía convergen plenamente.

 

Los estudios filosóficos de Escudero giraban en torno a un sólido eje: la teoría de la ciudad. No le gustaba la ciudad porque le gustara la filosofía sino que partía de la pasión por la ciudad para llegar a la necesidad de la filosofía (J. G. Nanclares).

 

Construir un «ethos» ciudadano, reconocer los mitos en los que nos hallamos, rastrear el devenir militar de los estados en las historias en las que un pueblo busca su identidad... eran propósitos seguidos por Escudero, tal como M. A. Navarro, guiado por la mano de su maestro, pudo mostrar en su tesis doctoral, a través del análisis de las morfologías que el western de John Ford introduce en películas como El Sargento Negro, una vez que es interpretada desde las teorías platónicas, donde se analiza cómo se conmueve el alma humana, o desde las aristótelicas, donde se asienta toda una teoría dramática sobre la trama y los caracteres...

 

El tema de la publicidad y la caverna, el de las tabernas y la educación, el del enfrentamiento entre los paganos y los cristianos (a propósito de Evemero de Mesene) y el de las bibliotecas, no eran sino temas sobre la ciudad. Las bibliotecas, por ejemplo, surgirían de la mezcla de dos influencias, la platónica y la aristotélica, en un contexto preciso: la transformación del mundo helenístico en el que las bibliotecas aparecerán en polis que han de darse la tarea de conservar su memoria porque el imperio de Alejandro ha transfigurado la ciudad antigua desbordando su tradición semi-oral. Será en las bibliotecas donde quede depositada la memoria de la ciudad y de los estados. ¿Por qué los serbios cuando llegaron a Bosnia se propusieron como uno de sus principales objetivos la destrucción de la biblioteca de Sarajevo?: porque la biblioteca viene a fundirse con el alma de la polis. En las bibliotecas se contiene el espíritu de la ciudad (J. J. Riaño).

 

III. Obra filosófica de Santiago González Escudero

 

Santiago González Escudero (León, 18 de junio de 1945- Oviedo, 7 de mayo de 2008), Profesor titular de Historia de la Filosofía Griega y de Historia filológica de la Filosofía, es autor de una obra (sin contar la que aún está sin publicar) que relee y reinterpreta a Homero, Epicuro, Sócrates, Platón, Aristóteles, Empédocles, Parménides, Pirrón, Lucrecio, los órficos, los pitagóricos y el conjunto de la filosofía griega.

 

El mundo helenístico ha de ser puesto en conexión con la filosofía actual a través del rigor de una exégesis materialista de las fuentes, independiente al máximo de los rígidos esquemas forjados por la propia historia de la filosofía o segregados por las distintas escuelas. La filosofía no es ciencia, pero en su anclaje filológico no ha de confundirse con una hermenéutica especulativa y gratuita, o mitologizante.

 

Pueden consultarse algunos de los escritos de Escudero en: El Basilisco, Psicothema, Sociedad Ibérica de Filosofía Griega, Ábaco, Studia Philosophica, Boletín de la SAF, Eikasía y en algunas ediciones a cargo de Marino Pérez y de Vicente Domínguez.

 

Su filosofía ha quedado impregnada en las tesis doctorales que dirigió (consúltense en filosofía.org). Puede verse la mano de nuestro original profesor a través de las tesis de sus discípulos cuando éstos diferencian la figura histórica de Evemero de Mesene del evemerismo posterior, o explican detalles aparentemente menores de Las Leyes de Platón, o aplican la teoría platónica de la imagen a la publicidad moderna, o estudian el desarrollo de la Biblioteca de Alejandría desde la perspectiva de la ciudad, o profundizan en el mito del origen del hombre en el Rerum Natura de Lucrecio, o relacionan el ethos daimonikós con el Zaratustra de Nietzsche, o muestran los nexos entre la lógica aristotélica y la teoría del color, o correlacionan las mitologías griega y actual a través del western de John Ford.

 

Este aparente conjunto heteróclito sólo puede recibir su unidad de la mano de un maestro, de un buen conductor de teorías y de hombres. ¡Cuánto deseamos que su valiosísimo trabajo sin publicar pudiera alcanzar la luz!

 

 

SSC

21 de mayo DE 2009

 

Inédito

 

Etiquetas: Santiago González Escudero, Vicente Domínguez, Ricardo Menéndez Salmón, Miguel Ángel Navarro, Enrique Prado, Francisco Noval, María Jesús Blanco, José Ramón González, Pedro Manuel Suárez, Homero, Epicuro, Sócrates, Platón, Aristóteles, Empédocles, Parménides, Pirrón, Lucrecio, Evemero de Mesene, Órficos, Pitagóricos, Filosofía griega